Desinfecta el agua con cloro: Guía de uso
Requerimos que el caudal de agua se autorregula en todas y cada una de las funcionalidades que efectuamos. La manera en que el cuerpo se edifica y se está recuperando es la acción día a día. En consecuencia, no tenemos la posibilidad de ofrecernos el lujo de estar ausentes. El organismo precisa cuando menos 2 litros de agua pura cada día, que no puede reemplazar el consumo de jugos, refrescos o alcohol, y, además de esto, debe seguir de líquidos seguros.
Su relevancia reside en que la ingestión de agua no refinada frecuenta ocasionar afecciones y anomalías crónicas, puesto que, más allá de que se quiere potabilizarla, no en todos los casos llega a la red en las mejores condiciones tras ser tratada en planta o en el privado. centro. tanque, la mayor parte de las ocasiones, con exceso de cloro empleado para matar microorganismos y gérmenes durante la cadena de distribución, incluyendo los que se tienen la posibilidad de amontonar en las cañerías, y asimismo con cloramina, una mezcla libre de amoníaco y cloro libre, que tiende a ser diferente a la primera. , no posee tanto fragancia ni gusto en el momento en que se utiliza, con lo que se utiliza en enormes proporciones para eliminar substancias. Muy presente asimismo en piscinas deportivas.
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Cloración del agua: ¿de qué forma se genera?
Los artículos de la familia del cloro que se usan generalmente para desinfectar el agua son el cloro gaseoso, el hipoclorito de sodio (lo que llamamos lejía) y el hipoclorito de calcio. Son de bien difícil manejo, con lo que han de ser completados por personal especializado, puesto que son tóxicos, incendiables y cáusticos. El efecto del cloro sobre los microorganismos patógenos es que, por medio de la oxidación, cambia física, química y bioquímicamente la membrana o pared de sus células, demoliendo sus defensas y concluyendo con sus funcionalidades vitales.
El desarrollo de cloración de aguas, incluyendo las potables, es simple: radica en ingresar en el agua artículos clorados (con apariencia de pastillas, líquido -lejía-, etcétera.) y sostenerlos allí en el transcurso de un tiempo preciso. tiempo. (precisamente 30 minutos), después de lo que, el agua se considera potable en tanto que el cloro, al entremezclarse con ella, quema (oxida) la materia orgánica que tiene dentro, concluyendo con la mayor parte de los microorganismos patógenos. En dependencia de de qué forma se almacene el agua, el cloro va a tener un efecto aproximadamente persistente, sosteniendo el agua bebible por varias horas o días sin precisar reclorar.
¿Cuánto hay que utilizar?
La proporción de cloro que hay que añadir al agua va a depender de su concentración. La concentración siempre y en todo momento se señala en la etiqueta del producto. Si se usa cloro al 3,5 por ciento (3,5 %), añadir una gota por litro de agua. Si se utiliza cloro al 5 por ciento (5%), se aconseja añadir solo media gota.
Para medir la proporción de cloro con precisión, puedes usar un gotero que puedes localizar en las farmacias. Tras combinar el agua con el cloro, tápelo y espere por lo menos 30 minutos antes de utilizarlo.
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